La asociación – la cultura

Toda base de los platos que estáis saboreando, leyendo unas frases, un suspiro de sabores entre palabras viene de una sólida base gastronómica, nuestra cultura y nuestros recuerdos. El alma de cada plato, curioso, sorprendente a veces, “heavy metal” sometime, no es fruto de una locura sino de una búsqueda, un trabajo de fondo para conocer la raíz de la cultura gastronómica de cada provincia, cada país o cada continente. Tenemos que reconocer que cada pueblo de esta pequeña tierra tiene bases comunes y que desgraciadamente tenemos que alimentarnos de la misma manera. El guacamole no es tan lejos del escabeche que usamos en el mediterráneo para el festín de cada día. Es mi base, los viajes, la experiencia de probar y probar, de leer y leer, un sin fin de combinaciones que se abre a la alta gastronomía sin tabú. Oui, la cultura es global y compartir el conocimiento es cada día más fácil. Solo decir una ultima cosa, asociar productos no es cuestión científica sino un fealing, un viaje del espíritu, un momento delicado cuando escogemos productos, sensibilidad como notas de música. Creo en la técnica que te permite desarrollar platos y mucho más, pero esta encima, el amor, el conocimiento del producto, el toque de cada mañana con las verduras, las historias con tu proveedor que sabe más que nadie sobre sus productos, y esta sensibilidad que te llama al despertar y que no te quitara al volver a la cama. La cocina pide sinceridad, sensibilidad, dedicación porque invade tu vida y no te deja respirar, como una enfermedad incurable, lo siento estoy de los que creen que esta pasión se respira una vez y no se va de tu corazón. Pierdo el hambre a cocinar, pierdo la razón durante los servicios, porque quiero dar satisfacción a mis invitados, la perfección no tiene límite para los amigos y buscamos nosotros enfermos la sonrisa amiga que nos dará la felicidad. Oui la cocina es cultura pero la cultura se modela con el tiempo. El mediterráneo es la nueva cara de mi cultura. Para ser sincero la vida me llevo a los extremos con gran orgullo y debo decir que el mango, la vieira o la almendra son productos de mi cultura sin tener ningún sentido común. Amo al producto y el juego que nos deja para las asociaciones curiosas. Vivo en Barcelona y la base es mediterránea pero no escondo que me dejo llevar en las asociaciones con los productos que han marcado mi vida, mis viajes, mis amistades, mis encuentros, por resumir, todo lo que tengo dentro, se identifica en cada plato. Lo llamareis fusión, cocina global, no lo se, lo que vivo, lo que más quiero, lo ofrezco en cada plato. Es violento, pero es natural y sincero.

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